UME: Espíritu de equipo y sacrificio al servicio de la sociedad

La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha sido la protagonista del Curso de Verano celebrado en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado (IUGM) entre los días 13 y 15 de julio.

La Real Academia Española (RAE) define emergencia como una situación de peligro o desastre que requiere de una acción inmediata. Esta definición del término corresponde a la tercera acepción del citado diccionario, pero se trata del uso más habitual para referirse a la palabra por parte de la sociedad. Los incendios, las inundaciones, los terremotos o las emisiones nucleares son solo algunas de estas situaciones de peligro que pueden presentarse de manera inesperada y poner en jaque a la población residente de la zona en la que irrumpen. Para mantener a raya este tipo de escenarios España cuenta con la Unidad Militar de Emergencias (UME), una de las fuerzas más jóvenes y populares del Ejército.

La UME, siglas con las que popularmente se la conoce, ha sido la protagonista del Curso de Verano celebrado en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado (IUGM) entre los días 13 y 15 de julio. Su objetivo, según apuntaba el propio coordinador, el general de división Juan A. Moliner, era dar a conocer y mostrar la organización y planes de la unidad. En este sentido se pronunció también la directora del IUGM, Alicia Alted, durante el acto de inauguración, asegurando que estas jornadas tenían la intención de contribuir a acercar la cultura de defensa y seguridad a la población, una de las razones de ser del centro universitario que dirige.

Es por ese motivo y con la finalidad de que el esfuerzo realizado para la celebración del curso perdure en el tiempo, que las conferencias pueden consultarse de forma abierta por todos los interesados en la web del IUGM.

Bajo el título La Unidad Militar de Emergencias. Al Servicio de todos los Españoles el curso ha abordado temas como el origen de la unidad, las misiones que ha desempeñado, el análisis de aspectos legales en las catástrofes, la importancia de una buena estrategia de comunicación para salvar vidas o los nuevos retos a los que tendrá que enfrentarse en un futuro no tan lejano. Además, el último día se dedicó a una visita a las instalaciones que la UME tiene en Torrejón de Ardoz (Madrid). Una vez allí la unidad llevó a cabo un despliegue de medios y personal para que los asistentes pudieran observar de primera mano sus recursos y forma de trabajar.

 

Operación Balmis

La misión militar desplegada para luchar contra la propagación del coronavirus en España fue uno de los temas más recurrentes durante las conferencias y que más interés despertó por parte de los asistentes. Así, los ponentes recorrieron los entresijos de la bautizada como Operación Balmis en homenaje al responsable de la expedición que llevó la vacuna de la viruela a América y Filipinas, el médico militar Francisco Javier de Balmis. Parte de los ponentes apuntaron que esta misión se ha convertido, a día de hoy, en la intervención de más larga duración en la que se ha visto envuelta la Unidad Militar de Emergencias.

“Tenemos unas 30 intervenciones al año de media y, por regla general, nos ocupan unos tres días, con Balmis estuvimos desplegados 100”, apuntaba el director de la Escuela Militar de Emergencias, el coronel Antonio Puerto Gómez. Esta misión, que contó además con jornadas muy intensas de trabajo, alcanzó la plena operatividad de la unidad y tuvo más de 2.000 efectivos desplegados por buena parte de la geografía española. Entre las misiones encomendadas estaban la desinfección en aeropuertos, cárceles, residencias o bienes de interés cultural, la realización de pruebas PCR o el transporte de fallecidos.

De entre todas las tareas a las que tuvieron que enfrentarse existe unanimidad al señalar que el traslado de pacientes fue la más difícil con la que lidiaron los soldados que componen esta unidad. Según señalaba el Jefe de la Sección de Planes de la UME, el teniente coronel Francisco Javier Moreno fue la interacción con los ancianos, asustados debido a las circunstancias, la misión que acarreó un mayor impacto emocional. “El personal de la UME tiene un alto compromiso con lo que hace. Trabaja con vocación y empatía hacia las víctimas por lo que enfrentarse a este tipo de situaciones ha sido complicada”, apuntaba este durante su intervención.

Cuidar de los que cuidan

Y es que la exposición a situaciones dramáticas, las largas horas de trabajo y el momento personal y familiar por el que pueden estar atravesando los intervinientes son factores que pasan factura hasta a los más preparados. Por esta razón, la sección de Psicología de la UME tiene una actitud proactiva ante este tipo de situaciones y suele realizar actividades preventivas para limitar la aparición de desajustes psicológicos en la plantilla que puedan desencadenar secuelas y afectar al rendimiento.

“Realizamos sesiones grupales, proporcionamos asistencia individual y también hacemos actividades de información y/o sensibilización. Esto nos permite monitorizar al personal y poder cuidar de los que nos cuidan”, señalaba el teniente coronel de Psicología, Leandro Caballero. Durante la Operación Balmis estas actuaciones han sido reforzadas a través de un plan para asistir a los intervinientes, lo que ha supuesto un hito para la psicología militar en España.

Por ello se habilitó un teléfono de atención para el personal de la UME y antes de las misiones más complicadas se les explicaba a los intervinientes la situación a la que iban a enfrentarse y, posteriormente, intentaban normalizar las reacciones que estos habían experimentado durante el desempeño de sus funciones. Para lograr poner en marcha este dispositivo la sección de Psicología de la UME ha contado con el refuerzo de sus compañeros en otros ejércitos. “Nuestra unidad no es nada sin el respaldo del resto de las Fuerzas Armadas”, apuntaba el teniente coronel Leandro Caballero.

Origen de la UME y riesgos futuros

Dos episodios de extrema gravedad supusieron un antes y un después en la forma de afrontar las emergencias en España. La primera tuvo lugar el 26 de diciembre de 2004 en Burgos, donde se produjo una gran nevada que dejó a miles de personas aisladas en la provincia castellana. Este hecho desencadenó una serie de protestas sobre la capacidad del Estado para dar respuesta ante una situación que sobrepasaba los recursos de las comunidades autónomas. Tan solo unos meses después, en julio de 2005, tuvo lugar un incendio en Guadalajara. Este suceso se cobró la vida de once agentes forestales que trabajaban en las labores de extinción del fuego más trágico ocurrido en el país.

Estos dos desafortunados accidentes propiciaron la creación de esta prestigiosa unidad hace ya casi 15 años. El 7 de octubre de 2005 el Consejo de Ministros aprobaba la creación de la Unidad Militar de Emergencias. Hasta entonces España no contaba a nivel nacional con ningún tipo de fuerza de intervención ante catástrofes naturales y que las Fuerzas Armadas fueran las elegidas para actuar en estas situaciones no estuvo exento de polémica. En su momento, según señalaba el coronel Antonio Puerto Gómez hubo “cierta controversia por motivos políticos” pero es un debate que está superado en la actualidad.

La UME ha conseguido a lo largo de estos años demostrar su valía y capacidad para gestionar las emergencias más graves que se han producido en el país. El terremoto de Lorca o las inundaciones del río Ebro son buena prueba de ello. Fuera de la frontera nacional también se ha convertido en un referente gracias a su actuación en los terremotos de Haití, Nepal o México. “Hemos aprendido mucho de logística en estas misiones. Somos una unidad autosuficiente y cuando nos desplegamos no dependemos de ningún país”, puntualizaba el teniente coronel Francisco Javier Moreno. Esta capacidad le ha valido a la UME la certificación por la ONU que le habilita para formar equipos de Búsqueda y Rescate Urbano.

Y es que la capacidad de adaptación a circunstancias excepcionales y su continua mirada al futuro son dos de las señas de identidad de esta unidad. “Para estar preparados siempre tiene que haber alguien pensando en situaciones que nos sorprendan”, afirmaba el comandante Luis Antonio Rodríguez Álvarez de Lara durante su turno de palabra. Los incidentes industriales o la descontaminación son algunos de estos nuevos riesgos a los que se irán enfrentando de forma cada vez más recurrente y para lo que es fundamental estar equipados con la mejor tecnología que, entre otras cosas, reduzca el nivel de exposición del personal.

La de la UME es una trayectoria marcada por el esfuerzo y la dedicación de su personal, que según sus mandos, presiona desde la base para seguir superándose día a día. No es de extrañar, por tanto, que se hayan ganado el respeto y la admiración de una gran parte de la sociedad gracias a ese ese espíritu de equipo que solamente adquieren los que viven comprometidos con una causa, la de servir.

Isabel García
Email: mis.garcia@igm.uned.es